Escrito por Howard y completado por De Camp (texto traducido)
Colección Fantasy de Martínez Roca, número 42.
Serie Conan 1, relato 3.
Extensión: 23 páginas.
Ubicación: Shadizar y Larsha, ciudad en ruinas.
Momento: 16 años de Conan.
También aparece en:
Cómic.
Conan muda su carrera de ladrón a Shadizar donde a pesar de tener gran éxito en sus robos, se gasta todo el botín en mujeres. La situación llega al extremo de que el propio rey ordena su apresamiento y envía una patrulla liderada por el capitán Néstor tras él.
La patrulla sigue a Conan, que se dirige hacia las ruinas de Larsha enbusca de un tesoro que se dice está allí abandonado, aunque custodiado por algo que acaba con todo el que se atreve a acercarse.
Provocando una avalancha en un desfiladero, Conan acaba con los hombres de la patrulla, sobreviviendo sólo el capitán. Néstor alcanza a Conan a las puertas de Larsha, donde combaten hasta que el cimmerio deja al capitán inconsciente.
Conan se interna en la ciudad en ruinas y es perseguido por una babosa gigante, hasta que acaba con ella aplastándola con unas estatuas. En ese momento vuelve a aparecer Néstor y Conan le convencede repartirse el tesoro.
Se dirigen al palacio real y en la cámara del tesoro se encuentran los cuerpos de siete guerreros gigantes. En el reparto de botin, Conan se lleva siete gemas enormes y una serpiente de jade. A Néstor le toca todo el oro y joyas que pueda cargar en su mochila. Cuando van a salir de la sala, los guerreros cobran vida y atacan. Los ladrones escapan combatiendo y se pierden de vista en la huída por la ciudad en ruinas, que se derrumba a su paso.
De vuelta en Shadizar, Conan se encuentra en su taberna favorita y al enseñarle el botín a su chica Semiramis, descubre que las gemas se han convertido en polvo. En ese instante aparece la guardia con un magistrado para arrestarlo. Cuando le incautan el botín, la serpiente (que ha vuelto a la vida) muerde al magistrado y el revuelo le da a Conan la oportunidad de escapar.
Fuera de la ciudad se encuentra con Néstor, que también ha perdido el botín y le invita a ir al Este como mercenario de Yildiz, el rey de Turán. Conan decide que la vida militar no es para él y que probará suerte en el Oeste como ladrón.
Lo primero que llama la atención al leer este relato es que se encuentra uno con dos Maul, uno en Arenjun y otro en Shadizar. De todas formas y tratándose de Zamora no sería de extrañar que haya un "barrio de ladrones" en cada ciudad como si de una franquicia se tratase. Lo siguiente que llama la atención es que Howard relate de una manera tan explícita que Conan descubre los placeres carnales con las rameras de Shadizar. Desde luego lo de "la ciudad perversa" no parece un apelativo como para irse de allí sin haber aprendido algo nuevo.
A mi particularmente me encanta el diálogo de los guardias mientras van caminando por el desfiladero: Da una imagen de la burocracia corrupta que administra Zamora que deja muy clara la opinión del autor sobre el mundo civilizado.
-¿Le tienes miedo? -inquirió un tercero.
-¿Quién, yo? -dijo enojado el soldado que había hablado en segundo término-. Yo no le tengo miedo a nada, ni siquiera a la misma muerte. La cuestión es, ¿la muerte de quién? Ese ladrón no es un hombre civilizado, sino un bárbaro salvaje, que tiene la fuerza de diez. De modo que he ido al magistrado para hacer mi testamento...
-Es alentador saber que tus herederos recibirán la recompensa -dijo otro-. Lamento no haber pensado en ello.
-Bueno... -repuso el que había hablado en primer lugar-, ya encontrarán alguna excusa para engañarnos y no darnos la recompensa, aun cuando atrapemos a ese bribón.
-Pero lo prometió el prefecto en persona -aseguró otro-. Los ricos mercaderes y los nobles a los que Conan ha estado robando hicieron un fondo común. He visto el dinero; era una bolsa tan llena de oro que un hombre solo apenas podría levantarla. Después de esa exhibición pública, no se atreverán a dejar de cumplir la promesa.
Considero muy sabrosas las pinceladas que van esbozando trozos de era hiboria aquí y allá, más allá de la trama principal, como el fracaso de Tiridates, la historia de Nimus o la entrada secreta a la ciudad que todo ladrón conoce.
En lo referente al protagonista, a lo largo de todo el relato aparecen muestras de la arrogancia y despreocupación de un Conan aún joven y sin resabiar. Se verá una evolución del cimmerio con el transcurrir de la saga (o eso quiero pensar de momento) y eso es interesante porque evita un personaje plano.
Relato anterior: La torre del elefante.
Relato siguiente: El dios del cuenco.
La patrulla sigue a Conan, que se dirige hacia las ruinas de Larsha enbusca de un tesoro que se dice está allí abandonado, aunque custodiado por algo que acaba con todo el que se atreve a acercarse.
Provocando una avalancha en un desfiladero, Conan acaba con los hombres de la patrulla, sobreviviendo sólo el capitán. Néstor alcanza a Conan a las puertas de Larsha, donde combaten hasta que el cimmerio deja al capitán inconsciente.
Conan se interna en la ciudad en ruinas y es perseguido por una babosa gigante, hasta que acaba con ella aplastándola con unas estatuas. En ese momento vuelve a aparecer Néstor y Conan le convencede repartirse el tesoro.
Se dirigen al palacio real y en la cámara del tesoro se encuentran los cuerpos de siete guerreros gigantes. En el reparto de botin, Conan se lleva siete gemas enormes y una serpiente de jade. A Néstor le toca todo el oro y joyas que pueda cargar en su mochila. Cuando van a salir de la sala, los guerreros cobran vida y atacan. Los ladrones escapan combatiendo y se pierden de vista en la huída por la ciudad en ruinas, que se derrumba a su paso.
De vuelta en Shadizar, Conan se encuentra en su taberna favorita y al enseñarle el botín a su chica Semiramis, descubre que las gemas se han convertido en polvo. En ese instante aparece la guardia con un magistrado para arrestarlo. Cuando le incautan el botín, la serpiente (que ha vuelto a la vida) muerde al magistrado y el revuelo le da a Conan la oportunidad de escapar.
Fuera de la ciudad se encuentra con Néstor, que también ha perdido el botín y le invita a ir al Este como mercenario de Yildiz, el rey de Turán. Conan decide que la vida militar no es para él y que probará suerte en el Oeste como ladrón.
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Lo primero que llama la atención al leer este relato es que se encuentra uno con dos Maul, uno en Arenjun y otro en Shadizar. De todas formas y tratándose de Zamora no sería de extrañar que haya un "barrio de ladrones" en cada ciudad como si de una franquicia se tratase. Lo siguiente que llama la atención es que Howard relate de una manera tan explícita que Conan descubre los placeres carnales con las rameras de Shadizar. Desde luego lo de "la ciudad perversa" no parece un apelativo como para irse de allí sin haber aprendido algo nuevo.
A mi particularmente me encanta el diálogo de los guardias mientras van caminando por el desfiladero: Da una imagen de la burocracia corrupta que administra Zamora que deja muy clara la opinión del autor sobre el mundo civilizado.
-¿Le tienes miedo? -inquirió un tercero.
-¿Quién, yo? -dijo enojado el soldado que había hablado en segundo término-. Yo no le tengo miedo a nada, ni siquiera a la misma muerte. La cuestión es, ¿la muerte de quién? Ese ladrón no es un hombre civilizado, sino un bárbaro salvaje, que tiene la fuerza de diez. De modo que he ido al magistrado para hacer mi testamento...
-Es alentador saber que tus herederos recibirán la recompensa -dijo otro-. Lamento no haber pensado en ello.
-Bueno... -repuso el que había hablado en primer lugar-, ya encontrarán alguna excusa para engañarnos y no darnos la recompensa, aun cuando atrapemos a ese bribón.
-Pero lo prometió el prefecto en persona -aseguró otro-. Los ricos mercaderes y los nobles a los que Conan ha estado robando hicieron un fondo común. He visto el dinero; era una bolsa tan llena de oro que un hombre solo apenas podría levantarla. Después de esa exhibición pública, no se atreverán a dejar de cumplir la promesa.
Considero muy sabrosas las pinceladas que van esbozando trozos de era hiboria aquí y allá, más allá de la trama principal, como el fracaso de Tiridates, la historia de Nimus o la entrada secreta a la ciudad que todo ladrón conoce.
En lo referente al protagonista, a lo largo de todo el relato aparecen muestras de la arrogancia y despreocupación de un Conan aún joven y sin resabiar. Se verá una evolución del cimmerio con el transcurrir de la saga (o eso quiero pensar de momento) y eso es interesante porque evita un personaje plano.
Relato anterior: La torre del elefante.
Relato siguiente: El dios del cuenco.
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