Posee un rostro humano de inexpresiva y sobrenatural belleza, sobre un cuerpo de serpiente gigantesca.
Habla en una lengua desconocida con voz cálida y vibrante.
Los dioses antiguos no morían como los demás sino que caían en profundos letargos y sus adoradores los encerraban en sarcófagos para proteger su sueño, debajo de las pirámides estigias.
Estos sarcófagos de forma redondeada están hechos de un material similar al cobre. Están grabados con jeroglíficos "como los menhires del sur de Estigia".
La tapa se ajusta al cuenco del sarcófago por medio de unas tiras de metal también grabadas.
Aparece en:
"El dios del cuenco"
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